sábado, 2 de julio de 2011

Función

El público ya ocupaba sus asientos. Para sorpresa de todos, el teatro se había llenado por completo. Todos habían acudido a escuchar a un joven pianista que, según los rumores, era especialmente virtuoso. Nadie sabía a ciencia cierta de dónde había salido un chico de tanto talento, pero lo que sí sabían es que ellos iban a presenciar su primera función y que, de convertirse en un artista de renombre, podrían presumir después de haberle seguido desde sus inicios.

Las luces se apagaron y el silencio se hizo en el acto. Las enormes cortinas escarlata se abrieron con elegancia para mostrar un escenario desnudo a excepción de un brillante piano de cola. Los pasos del pianista resonaron en todo el teatro. El músico al que todos habían acudido a escuchar era un joven de unos veinticinco años; alto, delgado, de piel pálida y pelo negro algo despeinado; iba vestido con un traje negro.

El público aguardaba en silencio mientras el chico, sin desviar la mirada del frente, se acercaba hasta el piano y se sentaba frente a él. En seguida el teatro se llenó de las dulces notas que emitía el piano. Un murmullo de sorpresa y admiración recorrió las butacas a la vez que la melodía que creaba el joven se volvía más fluida y cálida.

Virtud y genialidad eran adjetivos insuficientes para describir la habilidad del joven que, con sus notas, había logrado encandilar a todo el público, el cual se esforzaba en aguantar las lágrimas y disimular la piel de gallina. Todos permanecían incrédulos y asombrados ante la música celestial que envolvía el teatro y les abrazaba con calidez. Parecía imposible que un talento de aquella magnitud hubiera permanecido oculto hasta aquel mismo momento en el que el joven, con sus manos, comenzó a tocar aquella bendita melodía que, ojalá, nunca acabara.


El coche de bomberos corría a toda prisa. Al parecer, el teatro de la ciudad comenzó a arder media hora atrás, pero hasta entonces no habían recibido ninguna llamada de los vecinos ni de los transeúntes, lo cual era realmente extraño y preocupante, pues se suponía que en aquel mismo momento había una función musical.

En cuanto llegaron al edificio, pudieron ver cómo de las ventanas y la puerta escapaban columnas de humo negro. A través de los cristales podía verse el fulgor de las llamas que, casi con toda seguridad, habían arrasado el interior del teatro por completo. No obstante, nadie había salido del edificio, y aquello era lo que más preocupaba a los bomberos.

Mientras las mangueras comenzaron a disparar agua a las ventanas, el jefe de bomberos entró en el teatro en busca de supervivientes. Para su sorpresa, las llamas cubrían las paredes, pero no el suelo del pasillo, por el que se podía caminar sin problemas. La puerta de roble que daba a las butacas tampoco estaba dañada. Con suerte, el fuego no habría llegado dentro y la función continuaba ajena a lo que ocurría en el exterior.

Intentando aparentar calma, el hombre abrió la puerta con firmeza y se encontró con una impactante imagen; el fuego había arrasado todo. El público parecía haber muerto en el acto, pues los cadáveres calcinados permanecían sentados en sus butacas, mirando hacia el escenario, del que aún llegaban las notas del piano.

Aún impresionado, pero arropado por la melodía, el jefe de bomberos caminó hacia el origen de aquellas tímidas pero dulces notas. Cuando subió al escenario, pudo comprobar que, a pesar de que el piano y su traje permanecían intactos, el pianista también había sido devorado por las llamas. No obstante, pudo ver cómo un huesudo dedo presionaba el teclado emitiendo una nota que se prolongó varios segundos, dando por terminada aquella extraña función.

De repente, el hombre sintió cómo el pánico se apoderaba de él. Sus ojos se abrieron como platos y un escalofrío subió con fuerza por su cuerpo haciéndole temblar; a sus espaldas, los cadáveres destrozados de las personas que habían acudido al teatro se habían levantado de sus asientos y en aquel momento aplaudían y ovacionaban al pianista cuyo cadáver había desaparecido.

4 comentarios:

  1. Me ha sorprendido, la verdad. Aunque si me permites, te haré una sugerencia: ¿has intentado escribir en otro género que no sea el de misterio y terror? Escribes bastante bien y me gustaría leer, aunque sólo sea una prueba, algo que diste de tu repertorio habitual. Puede revelar que, efectivamente, el género que mejor dominas es el misterio o que realmente dominas otros géneros.
    Puedes tomarla o rechazarla, allá tú. Simplemente hablo como alguien que te lee periódicamente y que disfruta con tus textos.

    Un saludo.

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  2. ¡Lo intentaré!

    La cuestión es que suelo desarrollar lo que me viene a la cabeza, y lo primero que me sale son cosas así de siniestras xD

    Le daré vueltas al coco a ver que tal.

    ¡Gracias por seguirme regularmente y por tus ideas!

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  3. Me alegro de que tomes mi opinión en cuenta.

    Por cierto, no quiero hacer publicidad ni nada por el estilo, mira acabo de darme cuenta de que seguías mis blogs y los he borrado pero he creado otro nuevo, te lo comunico por si quieres seguirme por aquí. Espero ser más productiva en este que en los otros.

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  4. Verdaderamente fascinante; a éste yo lo he disfrutado muy especialmente. Una vez más felicito tu gran creatividad.

    Recibe mis cordiales saludos.


    (Por cierto, con tales opciones, me ha resultado difícil votar en tu encuesta. No podía elegir algo menos que "Genial"... pero mira que no "quiero un hijo tuyo", eh!.... xDDD)

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